lunes, noviembre 03, 2025

El terrorismo de Estado contra las favelas brasileñas al servicio del golpismo de Trump y Bolsonaro


Lula y el PT frenan una movilización contra los gobernadores de la ultraderecha. 

 La masacre perpetrada por la Policía Militar y Civil en dos favelas de la ciudad de Río de Janeiro ha hecho ingresar la agenda del combate al “narcoterrorismo” al estado brasileño. Esta definición convierte al negocio del tráfico de drogas en una cuestión de seguridad nacional. Bajo esta rúbrica, Donald Trump se apresta a ordenar el bombardeo de instalaciones militares en Venezuela. Anteriormente, se había adjudicado el derecho de atacar militarmente a los cárteles que operan en México dentro del territorio de ese país. La amenaza se ha extendido a Colombia, cuyo presidente, Gustavo Petro, ha sido calificado de narcoterrorista y sancionado con la prohibición del uso de medios de pago en dólares a nivel internacional. A partir del asalto, el miércoles pasado, a las favelas Alemão y Penha, Brasil, el principal país de América Latina, ha entrado en ese circuito ‘geopolítico’. El saldo fue de más de sesenta personas asesinadas (algunas decapitadas), luego de su detención. Los muertos en esta operación superan las 120 personas. El terrorismo de estado se ha hecho cargo del ‘combate’ contra el narcoterrorismo. La Defensoría de Río de Janeiro ha reclamado que se le entreguen las cámaras de la zona y denuncia el retiro de los cadáveres del lugar, para alterar las pericias, cuyo volumen sería muy alto. 
 El asalto a las dos comunidades fue planificado, según informaciones de La Nación, desde hace un año. El Gobierno Federal y las Fuerzas Armadas fueron mantenidos al margen de esta operación para evitar que intervinieran para bloquearla. Esto convierte al operativo en una acción paraestatal y paramilitar ejercida por un estado de la Federación brasileña. Se utilizaron las fuerzas del estado carioca, bajo la dirección del gobernador bolsonarista Claudio Castro. El Comando Vermelho, objetivo de la operación, obtuvo el conocimiento de lo que se venía con cuatro días de anticipación, un “vazamento” de acuerdo a la Folha de São Paulo, efectuado por narcos infiltrados en las organizaciones policiales. El objetivo oficial del asalto, declarado después de la masacre, era la captura de Edgardo Alves de Andrade, el “Doca”, el jefe en libertad del CV. Todo indica que la versión es parte de una operación de desinformación para justificar el propósito del asalto –una acción terrorista de estado-. El “Doca” logró, sin embargo, fugarse, no sin haber dejado preparada una resistencia, que incluyó ataques con drones desde el aire. Luego de los hechos, el Tribunal Superior Electoral ha reabierto una causa de 2022 por “abuso de poder” contra el gobernador Castro. De ser condenado, deberían convocarse a nuevas elecciones en el estado de Río de Janeiro. 
 El sigilo de la operación, con el propósito expreso de apartar al presidente Lula y al estado nacional, no impidió, según los medios periodísticos, que llegara al conocimiento de las fuerzas de Seguridad nacionales, que no la compartieron con las autoridades políticas correspondientes. El sigilo había penetrado en los escalones más altos. Claudio Castro y los gobernadores filobolsonaristas cuestionan como insuficiente la Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC) enviada por Lula al Congreso, acerca de la Seguridad Nacional, en cuanto a establecer un estado policial. Lo acusan de responsable del aumento de la llamada seguridad pública. Después de la masacre han formado un “Consorcio de la Paz”, que plantea “(que) los estados actúen conjuntamente, con sede en Rio, para compartir información, equipo y tropas, así como reunir todos los recursos necesarios, incluso armar a la policía de tránsito –algo que está expresamente prohibido-. El “Consorcio” agrupa a los gobernadores de los estados de Río, São Paulo, Minas Gerais, Goiás, Santa Catarina, Mato Grosso do Sul y el Distrito Federal. Se trata de una clara fractura del estado federal y una suerte de ‘doble poder’ entre los gobernadores, de un lado, y el Poder Ejecutivo y, hasta cierto punto, el Congreso nacional, por el otro. Quienes no ven en este operativo la mano del ‘trumpismo’, señalan que tiene lugar cuando Lula y Trump arriban a un acuerdo arancelario y el Senado norteamericano vota la derogación de los aumentos de aranceles contra Brasil establecidos por decreto por Trump. No ven, sin embargo, una ‘conspiración’ internacional cuando todo el ataque a la favelas ha tenido el carácter de una conspiración política abierta. Un ‘apaciguamiento’ en el frente del comercio exterior podría responder a la intención de dejar las manos más libres para los gobernadores golpistas y, también, para neutralizar una reacción contra el inminente ataque a Venezuela. 
 En la primera reacción a la masacre, anunció “la conformación de una oficina conjunta entre las autoridades nacionales y locales para enfrentar el crimen organizado”. En Río de Janeiro, sin embargo, los comandos narcos son sólo una parte de la organización del crimen organizado; la otra parte la constituyen las “milicias”, las organizaciones parapoliciales de corte bolsonarista; dominan un territorio equivalente al de los comandos narcos. Lula ha preferido ignorar el movimiento golpista que envuelve lo ocurrido, para repetir que "su administración no puede aceptar que el crimen organizado siga destruyendo familias, oprimiendo a los residentes y propagando drogas y violencias por las ciudades” (La Nación, 31.10). Lula, sin embargo, sabe mejor que nadie que la vida económica de Río está dominada por el lavado de dinero en la Bolsa y en los grandes emprendimientos inmobiliarios; sin el tráfico del CV, el Primer Comando de la Capital o el Comando puro, los grandes negocios de la “cidade maravilhosa” (y no sólo de ella) entrarían en quiebra. El acuerdo arancelario con Trump le ha nublado la vista a Lula y llevado a capitular ante los golpistas. 
 Es que la ultraderecha enfrenta una encrucijada en Brasil. El 8 de enero 2023 fracasó la tentativa golpista de Bolsonaro por la oposición de los altos mandos de las Fuerzas Armadas; luego fracasó el intento de decapitar al Tribunal Superior de Justicia, para impedir la condena a Bolsonaro y a los mandos militares bolsonaristas, en especial al general Augusto Heleno. Las movilizaciones fascistas de masas, en Brasil, no alcanzan para torcer este rumbo sin el acuerdo de los mandos militares. El “Consorcio por la Paz”, por un lado, y el terrorismo de estado contra el narcotráfico, buscan remediar esas limitaciones e insertar al golpismo en la política de Trump. El bombardeo norteamericano contra instalaciones militares de Venezuela va a estremecer toda la política latinoamericana. Trump viene de reunirse con Xi Jing pin, donde la cuestión de las intenciones contra Venezuela debe haber estado arriba de la mesa. La agresión contra Venezuela está descontada por las llamadas grandes potencias, que se limitarán a un reparto de los despojos. Javier Milei acaba de poner a Argentina, en la ONU, en el campo del bloqueo a Cuba, como no lo había logrado el año pasado. Para él y para Trump, Cuba es un “estado terrorista”; el Congreso de Argentina, encantado por el salvataje de Bessent, no se pronunciado contra este voto, ni lo hará mientras discuta con Caputo la autorización a que los gobernadores puedan financiarse en el exterior para emprender sus negociados de obras públicas.
 La masacre en las favelas brasileñas es un poderoso llamado de atención. Es necesario una urgente discusión en los lugares de trabajo y estudio para convocar de inmediato a una acción de masas en Argentina contra las provocaciones y guerras del imperialismo norteamericana, con el propósito último de transformarlas en revolucionarias. Está fresco el bloqueo del peronismo y el kirchnerismo, de la CGT y la FUA y FUBA, a la movilización contra el genocidio en Gaza. En Brasil se habla de un genocidio en las favelas. 
 Fuera los masacradores y genocidas de América Latina y del mundo entero.

 Jorge Altamira
 31/10/2025

Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación: el andamiaje estatal al servicio del capital


A través del Boletín Oficial, el gobierno anunció la aplicación de la ley 27.738 “Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030” aprobada por consenso en octubre de 2023 a través de los “Lineamientos” desarrollados por el Secretario de Innovación, Ciencia y Tecnología, Darío Leandro Genua. 
 En la ley original se mencionan 10 desafíos estratégicos, desde erradicar la pobreza, y la vulnerabilidad ambiental, Bioeconomía y biotecnología alimentaria, el desarrollo de la industria espacial e informática, cómo investigar el Mar Argentino para un uso sostenible y la transición energética. Si bien es una falacia de conclusión pensar que una ley de Ciencia pueda lograr por sí sola “erradicar la pobreza”, los Lineamientos que decreta Genua se apoyan en las interpretaciones que hace el gobierno liberticida, a saber, disponer del conjunto del aparato científico tecnológico estatal como un subsidio directo hacia el capital. 
 En resumidas cuentas, los lineamientos estratégicos a abordar son cuatro, efectivamente los cuatro sectores que más divisas ingresan al país: Agroindustria, Minería y Energía, Economía del Conocimiento y la Innovación y Salud. Genua plantea que es necesario enfocarse sólo en estos 4 aspectos en términos de que el contexto global de “modificaciones en la composición y orientación de los flujos comerciales, financieros y tecnológicos” y una “demanda energética tanto en términos del consumo interno como en el comercio internacional” y que para ello es necesario financiar los aspectos que puedan “resolver vulnerabilidades internas al tiempo de responder a los desafíos globales”. 
 Lo que está planteando el Secretario en sus lineamientos es un ordenamiento del sistema CyT estatal en el marco de los requerimientos del imperialismo, que pide como tributo del rescate al gobierno el conjunto de los bienes públicos que posee el Estado Argentino y convertirlos en commodities que favorezcan los mercados financieros de la deuda nacional, entre ellos ya se encontraba el Plan Nacional Nuclear. 
 Para cada uno de los lineamientos se busca desarrollar las líneas que más rindan al capital, a saber: en Agroindustria busca promover la producción de alimentos, bioinsumos, aprovechamiento del Mar Argentino. En Minerales y Energía busca promover el uso eficiente de la energía, búsqueda y explotación de minerales y materiales fundamentales para la industria electrónica, energía nuclear y energías alternativas. 
 En Economía del conocimiento e Innovación hace referencia a “software y servicios informáticos, biotecnología, nanotecnología, audiovisual y videojuegos, servicios profesionales intensivos en conocimiento, robótica e industria 4.0.” y señala que dicha industria en 2024 se colocó tercera como generadora de divisas a nivel nacional, detrás de la agroindustria y el sector energético petroquímico. El principal punto que señala en este aspecto es la producción en el ámbito de la ciberseguridad y ciberdefensa. 
 En Salud remarca y elogia que “según datos de la Encuesta sobre I+D del Sector Empresario Argentino (ESID) que realiza la Dirección Nacional de Información Científica, en la última década se registró una importante expansión de las actividades de investigación clínica. Esto ha dado lugar a la instalación en el país de diversas empresas o instituciones que ofrecen servicios de gestión de investigación clínica al sector farmacéutico (CRO). Las CRO articulan con centros de investigación, instituciones médicas, hospitales, clínicas, fundaciones u otros actores, los cuales llevan adelante las investigaciones. A diferencia del segmento de laboratorios, este conjunto de firmas es liderado por filiales de empresas multinacionales” 
 Entre las tecnologías a priorizar señala que “Las tecnologías prioritarias son: Inteligencia Artificial y ciencia de datos, biotecnología, nanotecnología, robótica y automatización, TICs, tecnología nuclear, espacial y satelital, tecnologías médicas y bioingeniería, tecnologías cuánticas y tecnologías emergentes como la tecnología vestible (wearables) y las neurotecnologías.” 
 Una vez más, el gobierno toma el pulso de los especuladores internacionales que encuentran en Argentina un pool de siembra que va eliminando las legislaciones ambientales, que envenena a la población local con agroquímicos. El mismo pulso señala que, en el marco de una guerra del imperialismo norteamericano con China, el primero buscó asegurar su propia cadena de suministros en materia de minerales, litio y tierras raras, como así también hidrocarburos que suministren a los mercados que son negados a Rusia.
 Las empresas de IA han puesto el ojo en Argentina y en su programa nuclear como un botín que permita continuar con el desarrollo de una industria que hoy tiene características más de burbuja financiera que de maquinaria productiva.
 La contracara del conjunto de estas medidas es la desarticulación de cientos de grupos de trabajo que investigan ciencias básicas y que no hacen a los intereses de la burguesía que hoy se vuelca la especulación financiera, y a los subsidios estatales para subsistir.
 Los trabajadores de la ciencia y tecnología todavía no han puesto su voz en este escenario de desguace o lo han hecho bajo experiencias orientadas por las autoridades de las instituciones que buscan su propio salvataje, adaptándose a las demandas del aparato liberticida o apostando a un recambio favorable en 2027, que los han llevado al inmovilismo. Abramos un debate sobre la profundidad de la crisis y la inviabilidad del sistema actual. 

 Sergio Yeti
 31/10/2025

Los gobernadores se alinean con la reforma laboral antiobrera de Milei y Trump


Una reunión para convalidar el Presupuesto 2026 de ajuste y la agenda reaccionaria del gobierno. 

 El presidente Javier Milei convocó a la casi totalidad de los gobernadores para sellar el apoyo a la reforma laboral antiobrera, la reforma tributaria y del Código Penal, con la linea de la continuidad del ajuste fiscal y del proyecto de Presupuesto 2026 presentado por el Ejecutivo nacional, tras la victoria electoral del oficialismo. El saldo de la reunión puso de relieve la adhesión de los gobernadores al ajuste nacional, replicandolo en sus provincias, y su subordinación a lo lineamientos del FMI, luego del fracaso electoral de la “linea de ajuste independiente” de Provincias Unidas. 
 La reunión contó con el núcleo duro del gabinete presidencial y con representación de 20 de las 24 jurisdicciones nacionales, con gobernadores, algunos vicegobernadores y el jefe de Gobierno porteño, y la ausencia anunciada -directamente no fueron invitados- de cuatro gobernadores peronistas, entre ellos el bonaerense Axel Kicillof. 
 Milei calificó la reunión como “extremadamente positiva”, dando cuenta de una subordinación total de los gobernadores a los planes del gobierno y el FMI, comenzando con la anunciada reforma laboral antiobrera, que plantea regresar a los trabajadores a la esclavitud, señalando que hubo “consenso absoluto” entre los asistentes respecto a avanzar en esta dirección. 
 El presidente de la nación, quien encabeza el ajuste sobre los trabajadores, no se privó de reconocer los esfuerzos de los gobernadores por replicar la misma política en sus provincias, manifestando que “hay que reconocer que las provincias hicieron un ajuste de un poco más de tres puntos. Estamos todos laburando en la misma línea”. 
 Que la reunión implicó un acto de subordinación total lo dejó de manifiesto que el gobierno pasó a un tercer plano cualquer agenda respecto al reclamo de los gobernadores por la coparticipación de impuestos, señalando que cada jurisdicción tendrá que resolver como financiarse e imponiendo su propia agenda, con el proyecto de Presupuesto 2026 de ajuste, el pacto fiscal y las reformas reaccionarias que anunció el gobierno. 
 Entre los ausentes de la reunión estuvieron Axel Kicillof (Buenos Aires), Gildo Insfrán (Formosa), Ricardo Quintela (La Rioja) y Gustavo Melella (Tierra del Fuego), debido a que siquiera fueron invitados -aunque Kicillof estuvo reclamando ser convocado. Se trata de un sector del peronismo que ha quedado disminuido tras las elecciones y que no expresa ninguna alternativa para los trabajadores frente a las tareas planteadas, siendo el mismo sector que fue a las elecciones legislativas dejando pasar el ajuste, ausente en las calles, cómplice de la extorsión del imperialismo norteamericano contra la población y subordinando toda lucha concreta contra el ajuste a “reforzar el Congreso”. 
 La mención de Milei respecto a que los gobernadores y las provincias se financien por sus propios medios está directamente vinculada a las presiones del imperialismo para explotar petroleo, minerales y los recursos de las provincia, como parte de la entrega de la Argentina a los Estados Unidos como garantía ante el endeudamiento nacional y los favores de Trump a Milei. 
 La reunión de Milei con los gobernadores deja expuesto que no existen diferencias de fondo entre las variantes capitalistas, quienes solo pujan por mejorar la posición de los mandantes capitalistas, utilizando a los trabajadores y sus reclamos como moneda de cambio. 
 Los trabajadores debemos reforzar nuestra organización independiente para derrotar la ofensiva antiobrera que prepara Milei, con una fuerte campaña contra la reforma laboral antiobrera y con el ajuste que impacta en Salud, Educación, Cultura, entre algunos sectores, y con la movilización popular y los métodos históricos de acción directa de los trabajadores. 

 Marcelo Mache

Las reformas laborales noventistas que ampliaron la desocupación y el hambre


Promesas de trabajo formal para aplicar modificaciones patronales que facilitaron despidos, precarización y flexibilización laboral.

 La reforma laboral que tiene en agenda Javier Milei, con el pretexto de una supuesta generación de empleo formal, tuvo su fracaso en los '90 y los años siguientes, con las sucesivas modificaciones al régimen laboral, que introdujeron mayor precarización y flexibilización y culminaron con el estallido social de diciembre del 2001, y un crecimiento exponencial de la desocupación y la pobreza. 
 El primer antecedente al respecto del menemismo vino con la reforma laboral con la sanción de la Ley de Empleo 24.013, a fines de 1991, cuyo propósito fue flexibilizar el trabajo y los contratos laborales para adaptarlos a las necesidades del mercado y las patronales. Con esta reforma, se incorporaban una multiplicidad de modalidades precarias de empleo, más conocidas como “contratos basura”, generando una división adicional entre los trabajadores, entre permanentes y contratados. 
 Como Milei, el argumento de Menem para vulnerar los derechos de los trabajadores, satisfaciendo los reclamos del FMI y las patronales, fue la supuesta creación de puestos de trabajo y la formalización de los existentes, cosa que nunca sucedió –las patronales prefirieron pagar las indemnizaciones creadas a tal fin (derogadas recientemente por Milei) antes que regularizar trabajadores, para bajar costos. Los capitalistas se valieron de estas reformas para perjudicar a los trabajadores, continuando con el trabajo informal, ampliando sus ganancias y el número de desempleados, haciendo creer las filas de los desocupados. 
 Ademas, el menemismo redujo las contribuciones aptronales a la seguridad social, vaciando la caja de la Anses y las jubilaciones: en un beneficvio extraordinario que nunca se retrotrajo y que es uno de los pilares de las jubilacioens de indigencia que paga actualmente el Estado. 
 A mediados de los '90 incluso avanzaron más allá, con el convenio del Smata y Fiat, aplicando la política de convenios específicos que luego serían replicados en la industria, donde se redujeron los salarios un 40%, se descalificó a los trabajadores a la condición de “aprendices” y se atacó la jornada de 8 horas, la estabilidad laboral y el régimen de vacaciones, todo bajo la condición de creación de 5.000 empleos formales que nunca existieron. 
 Ya a fines de la década y del segundo gobierno de Menem, en 1998, se sancionó la Ley 25.013, que introduciría reducciones en las indemnizaciones y facultades discrecionales para las patronales y los sindicatos para reformar las condiciones laborales de los convenios. Esta ley derogó la mayor parte de los contratos basuras de la Ley de Empleo, pero solo porque el régimen laboral ya había sido degradado a la misma situación de vulnerabilidad. 
 Lo que vino después de estas reformas antiobreras fue aún peor, con la conocida Ley Banelco (Ley 25.250) bajo el gobierno de Fernando de la Rúa, con el escándalo de las coimas en el Senado como agregado. Esta reforma planteaba la extensión del periodo a prueba (algo que hizo Milei recientemente con la Ley Bases), el ataque a la ultraactividad de los convenios, la habilitación de los convenios por empresa incluso por sobre convenios de mayor jerarquía (rama o industria) y beneficios para los capitalistas con la disminución de las contribuciones patronales y subsidios, entre otras cosas. 
 Todo este proceso, lejos de llevar a un crecimiento del trabajo gracias a las facilidades a las patronales y la flexibilización de las condiciones laborales, solo conllevó un aumento de la desocupación y una caída general de los salarios, con los capitalistas explotando una mayor rentabilidad. 
 Milei ahora pretende que volvamos a profundizar esta orientación, que siguen sucesivamente los gobiernos capitalistas para defender los negocios patronales, con el mismo latiguillo del trabajo, cuando la economía sigue hundiéndose y con el antecedente que todo ataque contra los trabajadores siempre vino de la mano de más despidos, desocupación, ajuste y pobreza. 
 Hay que derrotar eta ofensiva del gobierno y sus colaboradores, rompiendo con la política criminal de la burocracia cegetistas y el peronismo colaborador, con la movilización popular y la lucha de clases, deteniendo cualquier intento de una nueva reforma laboral antiobera en los términos en los que la población trabajadora le dijo que no a la reforma jubilatoria de Macri en 2017 y paró así la reforma laboral en carpeta del macrismo. 

 Marcelo Mache

domingo, noviembre 02, 2025

Masacre en Río de Janeiro y crisis política


Mientras el imperialismo norteamericano prepara el asalto final sobre Venezuela. 

 La Masacre de Río de Janeiro, con un saldo de 132 muertos, no puede ser considerada por fuera del contexto internacional, de la injerencia de Trump y su política de intervención en América Latina bajo la acusación de “narcoterrorismo” a todo opositor político a sus posiciones. 
 Las primeras investigaciones oficiales sobre los eventos ocurridos en la madrugada del martes en los complejos Alemao y Penha, han confirmado la barbarie acometida por la policía. Los peritajes de los cuerpos evidencian signos de torturas, quemaduras, ejecuciones sumarias. Los jefes del operativo fingieron lamentar “una letalidad que se creía probable, pero no deseable”. Sin embargo, la megaoperación -que contó con la participación de 2.500 efectivos- y el traslado de los combates a la Sierra de la Misericordia fueron planificados previamente por las propias fuerzas policiales que interpusieron una “pared” de oficiales de élite, fuertemente armados, del Batallón de Operaciones Especiales (BOPE). Las bandas criminales, que el gobernador Castro busca catalogar como narcoterroristas -en sintonía con Trump- están lejos de suponer una amenaza al monopolio estatal de la fuerza. Múltiples analistas políticos brasileños, así como expertos en delito, aseguran que estos grupos, si bien están fuertemente armados, no tienen comparación con una fuerza regular, ni siquiera con organizaciones armadas como las FARC. Los asesinados fueron mayoritariamente jóvenes reclutados en los barrios más pobres de Río al servicio de un oscuro entramado delictivo. Jóvenes que combatían en ojotas y sin remera fuerzas de élite policial que los torturaron y asesinaron en la oscuridad de un monte. El principal objetivo del operativo era detener al capo narco “Doca”, que todavía se encuentra prófugo.
 La policía, en un operativo que demoró interminables horas, citó a los familiares para reconocer los cuerpos en los hospitales cercanos a las favelas – el IMF y el Hospital Getulio Vargas-. La situación terminó en represión ante el malestar de las familias por las demoras y la negativa a entregar los restos. 
 El operativo policial fue vitoreado por la ultraderecha brasileña como el modelo a imitar en todo el país. En las últimas horas, fue replicado en San Pablo por Tarcisio de Freitas, aunque en este caso, se trató de una acción sumamente medida –arrojó sólo una víctima mortal y un herido-. El operativo buscaba ejecutar órdenes de detenciones de la banda más imponente de Brasil: el Primer Comando Capital (PCC). A diferencia de las operaciones en Río, los destinos fueron barrios cerrados y urbanizaciones de ricos, donde viven los capos del delito. La operación, ampliamente publicitada, sin embargo, no logró encontrar a los principales implicados. Se sospecha que ninguno de ellos vive en Brasil. La violencia vista el martes en Río, conocida en las jornadas de miércoles y jueves, ha llevado a reactivar causas contra el gobernador Claudio Castro por abuso de poder político y económico, que se encuentran en la última instancia judicial, en manos del Tribunal Supremo Electoral (TSE), e involucran al presidente del Parlamento regional, Rodrigo Bacellar. Al mismo tiempo, el juez Alexandre de Moraes, ha solicitado a Castro que se presente el próximo lunes 3 de noviembre ante el Tribunal Supremo Federal a declarar y dar cuenta sobre el operativo del martes, bajo riesgo de acusación de violar los derechos humanos.
 La ofensiva de la ultraderecha cuenta con un aval de Trump. Lula, por su parte, ha tomado distancia de las polémicas públicas con Castro. Ha firmado una resolución presidencial que eleva la protección a fiscales y policías. La derecha ha montado una operación política en su contra. El contraste político entre los dichos de Lula y la “cautela” oficial en sus declaraciones y acciones, contrasta con las de los dirigentes de base en las barriadas asediadas por la violencia narco y policial. Las denuncias de los delegados barriales en Alemao y Penha expusieron una situación de crisis humanitaria en las favelas.
 Por otro lado, la iniciativa de Castro busca esconder una profunda fractura política en las filas del bolsonarismo y la lucha intestina por la candidatura para enfrentar a Lula en 2026. Castro, una figura en declive, es catalogado como un oportunista por la prensa brasileña. De ahí, las acusaciones que ubican al megaoperativo como una acción electoral en favor de su política de mano dura. Las intenciones de Castro, egoístas y oportunistas, no están en juicio. Lo que debe ser caracterizado es el alcance político de este globo de ensayo ejecutado por los círculos bolsonaristas contra el gobierno nacional. Diversas investigaciones, aparecidas en Folha de Sao Paulo, denuncian que las autoridades militares nacionales ocultaron el operativo al gobierno nacional; también se denuncia la filtración del operativo al Comando Vermelho. Las irregularidades se multiplican rápidamente. La descomposición social y política de Brasil busca ser aprovechada por una banda cívico militar de delincuentes para alinear al país más grande de América Latina en una empresa de rapiña internacional. No pueden entenderse de otra manera las súplicas de Flavio Bolsonaro (hijo) a Donald Trump para que bombardee las costas de Brasil.

 Joaquín Antúnez 
 31/10/2025

Sudán: un nuevo capítulo de la barbarie en la guerra civil


La caída de El Fasher deriva en crímenes masivos contra la población civil. 

 La captura de la ciudad de El Fasher por parte de las Fuerzas de Acción Rápida (FAR) del general Mohamed Hamdan Dagalo, alias “Hemdeti”, derivó en uno de los episodios más brutales de la guerra civil sudanesa, cuando estas tropas emprendieron una espiral de crímenes contra la población civil. Se afirma, por ejemplo, que 460 pacientes y familiares fueron ejecutados a sangre fría en un hospital de la ciudad, y que personas con discapacidades, dificultades para huir, también fueron rematadas. A esto se suman las denuncias de violaciones masivas de mujeres y niñas. 
 La caída de El Fasher, una de las ciudades más importantes de la región de Darfour, corona un bloqueo de dieciocho meses en que las fuerzas de “Hemdeti” sometieron a la población local -al estilo de Israel en la Franja de Gaza- a la hambruna. Pero la historia viene de mucho más lejos: a comienzos de siglo, “Hemdeti” lideró las milicias Yanyaweed, que iniciaron una limpieza étnica contra las poblaciones negroafricanas (fur, masalit y zaghawa) de Darfour, tras una sublevación de los agricultores de la región contra el régimen sudanés, entonces bajo el puño del dictador Omar al-Bashir. 
 La guerra civil de Sudán, que en dos años y medio de conflicto ya dejó más de 50 mil muertos y 10 millones de desplazados, enfrenta a las FAR de “Hemdeti” con otro general, Abdel al-Burhan. Estas dos figuras protagonizaron un golpe militar en 2021 que puso fin a la experiencia de gobierno de transición cívico-militar, surgido poco después del levantamiento popular que puso fin a la dictadura de al-Bashir. Sin embargo, al-Burhan y “Hemdeti” comenzaron a librar pronto una pulseada de poder que planteaba, entre otros focos de conflicto, el de la integración de las FAR a las fuerzas regulares. 
 Con El Fasher en sus garras, las FAR alcanzan el control de la mayor parte de Darfour, una región que es importante tanto desde el punto de vista económico como territorial. Cuenta con oro y fronteras con Chad y Libia, a través de las cuales, las fuerzas de “Hemdeti” trafican minerales y reciben armamento de los Emiratos Arabes Unidos. 
 El gobierno de al-Burhan, en tanto, domina el este del país, incluyendo las costas sobre el Mar Rojo por donde se exporta el petróleo. En marzo, retomó el control completo de la capital, Jartum. Al-Burhan cuenta, según el diario madrileño El País (31/10), con el respaldo de Rusia, Egipto y Arabia Saudita. 
 Este escenario de fuerzas plantea la posibilidad de una nueva partición de Sudán, que ya vio independizarse al sur en 2011, tras dos guerras civiles sangrientas, que fueron seguidas por otra guerra civil entre los partidarios de Salva Kiir y Riek Machar, un conflicto que nunca se disipó del todo. 
 El golpe de al-Burhan y “Hemdeti”, en 2021, desplazó el centro de gravedad política desde las masas en lucha al ejército y reintrodujo a Sudán en el escenario de la barbarie y la guerra imperialista. Para salir de este pantano, se necesita una nueva oleada revolucionaria. 

 Gustavo Montenegro

¿Qué significa la tregua que pactaron Donald Trump y Xi Jinping?


Este jueves 30, los líderes de Estados Unidos y China, Donald Trump y Xi Jiping, pactaron una tregua comercial de un año en una cumbre que celebraron en Busan, Corea del Sur. China acordó suspender durante un año los controles a las exportaciones de las estratégicas tierras raras, mientras que Estados Unidos suspendió los mayores controles a las exportaciones de semiconductores, y se suspendieron los nuevos aranceles recíprocos al transporte marítimo. A su vez, Estados Unidos redujo en 10 puntos porcentuales los aranceles a los productos chinos relacionados con el fentanilo, disminuyendo el arancel promedio al 45%, mientras que China acordó reanudar las compras de soja y habilitar el control de TikTok por una empresa norteamericana. 
 El repliegue se produce luego de la escalada que protagonizaron ambas potencias en las últimas semanas, que prefiguraba un choque con derivaciones inciertas. Sin embargo, este repliegue, no representa una reversión de la tendencia a una confrontación decisiva entre ambas potencias. Hacia adelante, se acelerará la carrera de ambos países para dominar las cadenas de suministro y hacerse de los recursos naturales, tecnológicos y militares para poder prescindir y, a su turno, someter a su adversario. 

 La escalada previa

 Recordemos que en el llamado “Día de la Liberación”, cuando Trump anunció aranceles exorbitantes para todo el mundo, China y Estados Unidos se enfrascaron en una escalada que llevó los aranceles recíprocos por arriba del 100 %. La decisión de China de restringir las exportaciones de siete elementos de tierras raras y los imanes relacionados —utilizados en armamento, automóviles y electrónica— fue un punto de inflexión en esa escalada. Es que China domina la mayor parte de la producción de tierras raras (entre un 60% y un 70%) y de su refinación (un 90%), y sus restricciones amenazaron con paralizar la industria yanqui y la industria automotriz internacional. Por esta razón, Estados Unidos redujo los aranceles sobre los productos chinos al 30 % como parte de una tregua de 90 días, que posteriormente se extendió, y China redujo sus aranceles sobre los productos estadounidenses al 10 % y comenzó a permitir nuevamente el flujo de tierras raras. 
 Esta dinámica había tenido un antecedente bastante inmediato. En diciembre de 2024, Washington había anunciado restricciones a las exportaciones a China con el objetivo de limitar el desarrollo de microchips avanzados para la inteligencia artificial con uso militar. El Estado chino respondió, en aquel momento, con la prohibición a la exportación de galio, germanio, antimonio y grafito, metales clave para la fabricación de semiconductores o baterías. 
 En el marco de la tregua arancelaria iniciada en mayo y prorrogada en agosto por otros 90 días más, Estados Unidos sostuvo las restricciones al envío de chips de alta tecnología al gigante asiático. China, por su parte, dejó de comprarle soja a Estados Unidos y recrudeció las investigaciones antimonopolio contra grandes empresas estadounidenses como Google, DuPont, Nvidia y Qualcomm. 
 Pero en las últimas semanas, faltando un mes y medio para que se venza la tregua arancelaria, se produjo un mayor recrudecimiento de las hostilidades. A finales de septiembre, la Oficina de Sanciones de Estados Unidos amplió la lista de empresas a las que se les prohíbe el acceso a la tecnología norteamericana, afectando especialmente a empresas chinas. A su vez, Estados Unidos impuso nuevos aranceles a los buques de fabricación china en puertos estadounidenses. Como respuesta a todo esto, China elevó a principios de octubre sus controles de exportación de tierras raras a un nuevo nivel. Así, estableció un régimen global de licencias que, de aplicarse con rigor, le otorgaba a China la posibilidad de dictar qué productos de alta tecnología se fabrican fuera de sus fronteras y quién los fabrica. Trump respondió amenazando con nuevos aranceles del 100% y con cancelar la cumbre entre ambos líderes del jueves 30. 

 Las razones del repliegue 

A diferencia de la guerra comercial impulsada por Trump bajo su primer mandato, la actual confrontación ha encontrado a China mejor preparada. Y es evidente que Xi le ha dado a Trump de su propia medicina. 
 Muy tempranamente China ha sido consciente del poder de fuego con el que cuenta con su cuasi monopolio de las tierras raras. Nos referimos a los 17 elementos químicos que resultan indispensables para la producción de autos eléctricos, teléfonos inteligentes y aviones de combate, entre otras cosas, que le otorgan a China un enorme poder en el control de la cadena de suministros. De hecho, ya en 1992 Deng Xiaoping había señalado que “así como Medio Oriente tiene el petróleo, China tiene las tierras raras”. En 2010 el gigante asiático utilizó su dominio de las tierras raras contra Japón, lo que motivó un pronunciamiento por parte de la Organización Mundial del Comercio contra China en 2012.
 Pero así como ha sido consciente de su potencial, China también lo ha sido de sus limitaciones en el terreno tecnológico, especialmente en el de los microchips, y de dependencias de las importaciones. Por eso en 2015 lanzó el programa Made In China 2025, con el objetivo de superar su atraso tecnológico, reducir su dependencia de las importaciones e incrementar su productividad laboral (ver la sección “La puja tecnológica” en “De donde viene y adónde va China”). El lanzamiento en 2013 de la Iniciativa de la Ruta y la Franja fue otra forma de sortear su dependencia comercial de Estados Unidos, diversificando su entramado comercial. Es por eso que, en septiembre de este año, el valor de las exportaciones chinas han crecido en un 8,3% interanual, a pesar de las restricciones norteamericanas y la caída del comercio con Estados Unidos. 
 En contraste con la previsión china, Estados Unidos recién ahora se ha volcado a superar su dependencia de las tierras raras producidas y refinadas por China. Trump ha planeado crear una reserva estratégica de minerales y establecer un precio mínimo para las tierras raras, agilizando los trámites de permisos y reduciendo drásticamente las normas medioambientales para acelerar la construcción de minas y plantas de procesamiento. De hecho la administración norteamericana ha tratado de adquirir minerales críticos por el orden de los mil millones de dólares, como parte de una campaña de acumulación de reservas, y el Estado yanqui se ha volcado a la adquisición de participaciones en empresas mineras, como MP Materials, Lithium Americas y Trilogy Metals (Financial Times 20/10).
 Esta dinámica es lo que explica que muchos hayan señalado que China mantiene una ventaja respecto a Estados Unidos en la guerra comercial. El semanario inglés, The Economist, tituló su editorial del 23 de octubre: “Por qué China está ganando la guerra comercial”. Chris Miller -el autor de Chip War, un libro dedicado a mostrar el rol de los chips como la infraestructura crítica de la civilización moderna y a analizar la puja entre ambas potencias por el dominio de los semiconductores- señaló en un reciente artículo de opinión que China “sigue ganando” la guerra comercial (Financial Times 27/10). Como balance de la cumbre entre Trump y Xi, un artículo publicado en The New York Times (reproducido por La Nación 31/10) afirma que “Xi sale fortalecido de Busan, pero deja que Trump cante victoria”. Mientras, el Financial Times sostiene que “China emerge como un ‘rival a la par' de Estados Unidos”, mostrando un contraste entre la situación de China con Japón, Malasia y Corea del Sur. Es que en las reuniones que mantuvo Trump con los mandatarios de los países asiáticos, estos se vieron obligados a hacer concesiones, incluyendo acceso a sus mercados y la promesa de invertir cientos de miles de millones de dólares en Estados Unidos, a cambio de una modesta reducción de aranceles. 
 Sin embargo, también hay que incorporar al panorama general que Trump afirmó no haber hablado en la cumbre sobre Taiwán, algo que le preocupa especialmente a China ante el armamento sistemático de la isla gracias a la asistencia del imperialismo yanqui. A su vez, Trump afirmó no haber aceptado la venta de los avanzados chips de IA Blackwell de Nvidia a China, aunque indicó que sí abordó el acceso a otros chips de la compañía. 

 La preparación de la ofensiva 

Sea como fuere, es claro que cada potencia apunta a superar, en el marco de la tregua, sus propios flancos débiles.
 Tal es así que, una vez concluida la cumbre Trump-Xi, el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, señaló que China “cometió un grave error” al amenazar con suspender las exportaciones de tierras raras, ya que “alertó a todo el mundo de ese peligro”, y que Estados Unidos se protegerá de una eventual nueva crisis de suministro de tierras raras “en un plazo de 12 a 24 meses”. Hay que apuntar también que Trump, en la víspera de la cumbre de Busan, anunció el retorno de las pruebas de las armas nucleares, interrumpiendo más de tres décadas de moratoria nuclear. Lo hizo en respuesta al gobierno ruso, que lanzó recientemente el misil crucero Burevestnik y el torpedo nuclear Poseidón, pero también como una señal de poderío militar a Xi Jiping. 
 Por su parte, China seguirá intentando superar su retraso en materia de desarrollo de semiconductores. En la cuarta sesión plenaria del XX Comité Central del PCCh, que tuvo lugar el 23 de octubre pasado, se sentaron las bases del nuevo plan quinquenal de China. Allí, volvió a quedar clara su determinación de dominar la manufactura avanzada y lograr la autosuficiencia tecnológica y, entre otras cosas, “acelerar la construcción de capacidades de combate avanzadas y propulsar la modernización de la gobernanza militar” (Comunicado de la IV Sesión Plenaria del XX Comité Central del Partido Comunista de China). Hay que recordar, a su vez, el impactante desfile militar que protagonizó el Ejército chino en Tiananmen, en el marco del 80 aniversario de la victoria china contra Japón, a principios de septiembre.
 El repliegue, como se ve, no inaugura un período de paz y estabilidad. Ambas potencias “retroceden” con el único objetivo de tomar impulso y lanzarse más decididamente a una confrontación decisiva.

 Pablo Giachello

viernes, octubre 31, 2025

Los votos no dan derechos para destruir el derecho laboral


Además, fueron comprados a crédito al imperialismo norteamericano. 

Nota de tapa de Política Obrera N° 131 edición impresa. 

 El sufragio universal es una gran conquista de la clase obrera: con anterioridad sólo tenían derecho al voto los propietarios masculinos. Fue arrancado por grandes revoluciones sociales o concedido por el poder patronal como un recurso para que ellas no se repitan. 
 Pero el sufragio universal se transforma en reaccionario si se lo toma como “un mandato” para destruir conquistas tanto o más importantes de la misma clase obrera, tales como la jornada de ocho horas, o el derecho a discutir colectivamente con las patronales las condiciones de trabajo, además del derecho a un salario mínimo equivalente al costo de la canasta familiar, y no en función del lucro sin tope del capitalista. 
 En el movimiento obrero, esta contradicción entre el ‘mandato’ del voto y los derechos de los trabajadores fue resuelta por nuestros bisabuelos. Mientras la burguesía liberal se esforzaba por convertir al voto en una forma disfrazada de poder absoluto, la clase obrera internacional multiplicó sus organizaciones sindicales y de otro tipo y, en especial, partidos políticos de masas propios. Con estos instrumentos ha advertido que el derecho de la única fuerza productiva de la sociedad tiene una universalidad de la que carece el sufragio de los individuos aislados etiquetados como ‘ciudadanos’.
 Javier Milei y su cohorte liberticida y corrupta han salido a festejar los resultados electorales del domingo blandiendo la decisión de destruir de raíz el derecho laboral en Argentina, arrancado por más de un siglo de luchas incluso revolucionarias. Lo quiere sacar en el Congreso, donde ocupará poco más de un tercio de las bancas; si no sale a su gusto, vetará las cláusulas que no le conformen. Después de unas elecciones que han sido parlamentarias, seguirá ejerciendo el gobierno del veto, o sea, del poder personal. Las elecciones del domingo han reforzado la tendencia reaccionaria del régimen político, incluso fascista. Los ‘democratizantes’ de todo cuño se rinden ante la supremacía del autoritarismo, como una pseudomanifestación de la soberanía popular. 
 La conclusión fundamental, entonces, de las elecciones del domingo es que debemos prepararnos para luchas cada vez mayores y más profundas. En ese cuadro y con ese espíritu debemos debatir con los compañeros que se encuentran sumidos en una confusión o incluso desmoralizados. Es la tarea que debemos emprender con la nueva generación obrera, principalmente. La camarilla de Milei ha agravado la crisis capitalista y se ha embarrado en sus contradicciones. 
 Pero la LLA ganó las elecciones de medio término gracias a un cheque a plazo, no a la vista, que sería de 40 000 millones de dólares. El Estado norteamericano intervino como tal en el mercado de cambios y de deuda de Argentina, ante el pánico que le produjo la derrota aplastante del mileísmo en la Provincia, el pasado 7 de septiembre. Financió la contención de la caída del peso con la vista puesta en un determinado resultado político-electoral; la banda liberticida sólo se encargó de la parte administrativa de los comicios. Con el despliegue del portaaviones más grande del mundo (el Gerald Ford) en las costas de Venezuela, Trump necesitaba reafirmar a Milei para emprender el asesinato de Maduro y Gustavo Petro, las operaciones de sabotaje en el territorio y la conversión de América Latina en un protectorado del imperialismo norteamericano. El presidente de Argentina es el títere de una potencia extranjera. 
 Es fundamental entender, sin embargo, que los liberticidas consiguieron la delantera frente a un espacio político desierto. Su principal rival electoral, el peronismo, se ha convertido en un aparato sin contenido. Como aparato patronal, no ha sido capaz de articular a la burguesía perjudicada por la depresión industrial. Correlativamente, esta burguesía industrial no se empeñó para nada en armar una oposición política, por el temor de desatar una guerra arancelaria con Trump. Guillermo Moreno, un vocero de Techint, llegó a escribir que el abordaje a Trump y a Bessent, el secretario del Tesoro norteamericano, era un camino correcto, solo que mal instrumentado. La patronal "nacional y popular" y sus representantes políticos ‘keynesianos’, han dejado el terreno libre a las huestes de Trump, del Pentágono y del JP Morgan. 
 El domingo pasado, la clase obrera alcanzó su máxima atomización como clase en un evento político. El crecimiento de luchas parciales no se ha convertido en una tendencia. En Argentina la izquierda se ha convertido en el portavoz de identidades socialmente heterogéneas y hasta antagónicas; ha perdido todo rastro de clase. La salida a esta crisis de la clase obrera parte también “desde el pie”. Es necesario emprender, a partir de una estrategia y un programa, un reclutamiento socialista en las nuevas generaciones. La tendencia histórica del capitalismo no es al progreso (desarrollo de las fuerzas productivas), sino a una guerra destructiva en todos los frentes, que las “nuevas tecnologías” no revierten ni atenúan, sino que la convierten en más catastrófica.

 29/10/2025

Peregrinación a Miguel Hernández


Desde las frases y los retratos dibujados en aquel muro en La Habana, Miguel Hernández vigila el amor de los hombres en este rincón de Cuba, convertido en otra Orihuela para su renacimiento cada día, mientras sobreviva, en un papel, en una mano y un corazón, la poesía 

 Entre mis sueños íntimos, anhelo visitar los países de mis poetas para caminar por sus calles, contemplar sus casas –si resistieron el tiempo como sus mejores páginas– y recrear, quizá sentado en sus bancos preferidos de ciertos parques, aquellos segundos escapados de la fugacidad del reloj hacia la eternidad de un poema. 
 Comenzaría mi recorrido en España, porque su nombre acude a mí en oleadas de versos. Allí señalaría como el primer punto de mi mapa a Orihuela, en Levante, donde 115 años atrás nació Miguel Hernández. 
 Aunque, por el momento, ese itinerario habita el reino de la imaginación poética, también emergió de ella una alternativa para calmar mis ansias de recordar a ese hermano, más allá de sus palabras: un muro dedicado a él en un hogar de Jaimanitas, La Habana, gracias a la sensibilidad del genial artista José Fúster. 
 Hace unos meses abandoné mi pequeño pueblo –tan seguramente parecido al de Miguel– para buscar oportunidades profesionales en la capital cubana. ¿Qué me diferenciaba entonces de él cuando tomaba el tren a Madrid, varias décadas antes? 
 Sin embargo, al final del viaje coincidimos en este regalo, este santuario para confesarle mis penas y mis ilusiones a quien me llevó a vibrar con su Hijo de la luz y de la sombra, y alumbró el fondo de mi ternura cuando escuché por primera vez sus Nanas de la cebolla, en la voz de Serrat. 
 Las tormentas cotidianas, con su prosa vulgar, me han impedido percatarme de mi suerte, y todavía le debo el agradecimiento al destino. Apenas me sobra tiempo, pero desperté con el compromiso de verlo en su pared y ofrendarle este homenaje. 
 Aunque ya leí su obra completa y conozco de memoria pocas de sus piezas, demasiado me queda de él. La oscuridad del odio acabó con su vida –hace 83 años–, pero lo encuentro fundido en la luz, detrás de las palabras nunca dichas, para estremecernos de nuevo. 
 Desde las frases y los retratos dibujados en aquel muro, Miguel Hernández vigila el amor de los hombres en este rincón de Cuba, convertido en otra Orihuela para su renacimiento cada día, mientras sobreviva, en un papel, en una mano y un corazón, la poesía. 

 Jorge Ernesto Angulo Leiva | jorgeernestoanguloleiva@gmail.com 
 30 de octubre de 2025 20:10:38

jueves, octubre 30, 2025

Reforma laboral: la CGT entreguista no debe decidir por los trabajadores


Una burocracia sindical que viene colaborando con el ajuste de Milei y que pretende negociar una nueva entrega. 

 El anuncio del gobierno nacional, respecto a las tratativas para avanzar con una reforma laboral antiobrera, obligó a la burocracia sindical de la cúpula cegetista a emitir alguna opinión pública ante los medios -mas acostumbrada a manifestarse periódicamente por comunicados oficiales-, con declaraciones de Héctor Daer señalando que “si es para retroceder no va a haber ninguna negociación", como si lo adelantado por el gobierno no implicará ya una ofensiva general contra los trabajadores. La mención a un eventual rechazo a la negociación se da porque la burocracia sindical viene pactando el ajuste con el gobierno, integrando el Consejo de Mayo, sin ofrecer ninguna medida de acción directa en respuesta a los ataques contra los trabajadores. La CGT entreguista y colaboradora no debe decidir por los trabajadores.
 Las primeras palabras vinieron del cosecretario general de la CGT, Héctor Daer, quien agregó que de tratarse de una reforma laboral “regresiva” la central de trabajadores evaluaría realizar medidas de “presión política y gremial” para frenarla. Es decir que mientras el gobierno pisa el acelerador con esta ofensiva, desde la CGT esperan conocer la letra del proyecto para, en el peor de los casos, hacer lobby parlamentario, recurrir a la Justicia y alguna marcha de aparato como saludo a la bandera. 
 Para la burocracia sindical peronista, que viene de fracasar electoralmente como resultado de su colaboración con el ajuste, la deliberación y participación de los trabajadores ante el ajuste en marcha y la amenaza real de su profundización no solo no es importante sino que debe ser descartada. Incluso, este jueves en horas de la tarde se reunirá la “mesa chica” de la CGT a deliberar sobre el tema a espaldas de los trabajadores.
 La burocracia sindical viene participando de las mesas de ajuste con el gobierno nacional, con Gerardo Martínez (Uocra) integrado al Consejo de Mayo, razón por la que no solo es difícil creer que aún “desconozcan” los planes del gobierno -cuyas principales reformas fueron adelantadas por funcionarios públicos- sino que se han convertido en un pilar de la gobernabilidad y la viabilidad del ajuste contra los trabajadores. 
 Banco de horas (para evadir el pago de horas extras), extensión discrecional de la jornada laboral hasta 13 horas, salarios “dinámicos” atacando los pisos salariales de los convenios colectivos para transformarlos en techos, despidos baratos sin indemnizaciones, flexibilización y precarización laboral son alguno de los principales ejes de la reforma antiobrera de Milei. 
 Que Gerardo Martínez encabece la representación de la CGT ante el gobierno no es poca cosa: el convenio de la Uocra y el régimen especial de la construcción engloban algunas de las reivindicaciones patronales del momento, como el fondo de cese laboral en detrimento de las indemnizaciones por despido y salarios y condiciones laborales de los más baratos, lo que lo convierte en un convenio utilizado en la industria para precarizar trabajadores por medio de la tercerización y el fraude laboral. 
 Una porción importante de los trabajadores se encuentra bajo regímenes laborales que ya sufren de los efectos de reiteradas reformas laborales de hecho, con modificación de los convenios y regímenes específicos (trabajadores rurales, trabajadoras de casas particulares, construcción), que son el resultado de la colaboración de la burocracia sindical con las patronales y el Estado, entregando a los trabajadores a las peores condiciones.
 En otros gremios importantes, como Comercio -utilizado para maniobras de fraude laboral y tercerización principalmente en los servicios-, el burócrata sindical Armando Cavalieri fue uno de los que anticipó su predisposición para negociar la introducción del fondo de cese de desempleo en las negociaciones paritarias con las cámaras patronales, habilitando la reforma laboral convenio por convenio. 
 Las declaraciones de Daer se ajustan a lo manifestado recientemente por Luis Barrionuevo (Uthgra), respecto a la pasividad-colaboración de la burocracia sindical con el ajuste del gobierno para garantizar la gobernabilidad. No se puede depositar ninguna expectativa en la burocracia sindical entreguista, que ya adelanta que no hará nada por los trabajadores para enfrentar la reforma laboral.
 Los trabajadores debemos reforzar nuestra organización, ampliando la deliberación en los lugares de trabajo, para preparar la lucha contra la reforma laboral esclavista y antiobrera de Milei. Hay que desenvolver una intensa campaña contra la reforma laboral, con la participación de las organizaciones obreras, para derrotar la reforma laboral de plano, sin ninguna negociación y menos aún en manos de esta burocracia sindical entreguista. 

 Marcelo Mache

La Corte Suprema falló a favor de un represor condenado por crímenes de lesa humanidad


Revocó la prórroga de la prisión preventiva a Carlos “Indio” Castillo, de la CNU. 

 La Corte Suprema, con una composición especial, resolvió revocar la prórroga de la prisión preventiva del genocida Carlos “Indio” Castillo, integrante de la Concentración Nacional Universitaria (CNU), condenado a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad cometidos en La Plata y Mar del Plata. El tribunal dispuso que los jueces inferiores deberán ofrecer una justificación “minuciosa” y con “indicios concretos” para mantener detenidos a los criminales de la dictadura que no tienen condena firme, abriendo así la posibilidad de que decenas de represores reclamen su libertad.
 Con este fallo, la Corte acaba de dar una señal de impunidad celebrada por los sectores más reaccionarios del régimen: los defensores del terrorismo de Estado, los cómplices civiles de la dictadura y los impulsores de la “reconciliación nacional” que desde hace años reclaman la liberación de los genocidas. 
 Lejos de ser un “acto de justicia”, el fallo constituye un paso más en la ofensiva negacionista que impulsa el gobierno de Milei, alentada por personajes como Victoria Villarruel, Patricia Bullrich y el propio obispo castrense Santiago Olivera, quien celebró públicamente la resolución de los supremos y agradeció “la valentía” de los jueces que liberan genocidas. Olivera es un activo lobista de los represores, cercano a Villarruel y al Papa, que ya había pedido públicamente al gobierno “salde la deuda pendiente con los presos políticos” de la dictadura. 

 Un fallo hecho a medida 

El fallo fue firmado por Rosatti y Rosenkrantz, los mismos jueces que en 2017 habían intentado aplicar el 2x1 a los genocidas, junto a los conjueces Alejandro Tazza (Mar del Plata) y Abel Sánchez (Córdoba), ya que no hubo acuerdo entre los miembros del tribunal. 
 Con este pronunciamiento, los cortesanos reinterpretan su propia jurisprudencia y cuestionan los fundamentos con los que se mantuvieron detenidos a los responsables del genocidio. Afirman que “un Estado de Derecho no puede transgredir las garantías del debido proceso sin degradarse en sí mismo”, repitiendo casi textualmente los argumentos de los defensores de los represores, entre ellos el propio Olivera. 
 La Corte sostiene ahora que la prisión preventiva sólo puede extenderse con “indicios concretos” de riesgo procesal o entorpecimiento de la causa, minimizando los elementos que durante años se consideraron determinantes en los crímenes de lesa humanidad: la gravedad de los delitos, la red de complicidades que aún los protege, y la demora deliberada de la propia Corte en confirmar las condenas. 
 El fallo llega en un momento clave. Mientras el gobierno de Milei y los capitalistas avanzan con la reforma laboral, el saqueo jubilatorio y la represión a la protesta social, el mismo poder judicial que persigue a las organizaciones piqueteras que organizan a los más pobres, se dispone a liberar a los genocidas que perpetraron el terrorismo de Estado.

 Los crímenes de la CNU y la lucha de las querellas

 La CNU fue una organización paraestatal de la derecha peronista que actuó en La Plata y Mar del Plata desde 1974, antes del golpe, amparada por el gobierno de Isabel Perón, la burocracia sindical y el aparato represivo del Estado. Su función fue exterminar a la vanguardia obrera, estudiantil y popular que se desarrollaba al calor del ascenso revolucionario. 
 Desde Justicia Ya! La Plata, Apel y otras organizaciones populares que integran las querellas en los juicios contra la CNU, denunciaron desde el primer momento la responsabilidad del tercer gobierno peronista en la gestación del terrorismo de Estado y el papel de los organismos represivos parapoliciales como la CNU, la Triple A y las patotas sindicales. El propio Castillo fue condenado a perpetua en 2017, mientras su socio Juan José “Pipi” Pomares, asesor del PJ en la Legislatura bonaerense, fue absuelto por el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, en una muestra de impunidad política. Tras el reclamo de las querellas, Casación anuló esa absolución, pero el mismo tribunal volvió a dejarlo libre, desoyendo las pruebas y testimonios de las víctimas. 
 Esa trama de protección judicial, política y eclesiástica es la que hoy vuelve a activarse con este fallo de la Corte. Quienes siguen ocultando el destino de miles de compañeras y compañeros desaparecidos, quienes se amparan en la impunidad del poder, pueden volver a reclamar libertad. La Corte los habilita, mientras mantiene cajoneadas las condenas firmes de represores como Jaime Smart, ministro de gobierno bonaerense durante la dictadura. No son ex represores, siguen cometiendo los delitos por los que se los acusa, porque no dicen qué hicieron con sus víctimas. 
 Frente a este nuevo intento de retroceso, reafirmamos que la única justicia es la que conquistan los trabajadores y el pueblo en las calles, como lo hicieron durante décadas para que hoy gran parte de los genocidas esté tras las rejas. Ni perdón, ni olvido, ni reconciliación: juicio y castigo a todos los genocidas y sus cómplices civiles, políticos y eclesiásticos. 

 Camila García

Brasil: el gobierno de Río celebró la masacre policial en las favelas


Ejecuciones a sangre fría, desapariciones y decapitaciones en el operativo. 
 El operativo del gobierno de Río dejó más de 130 muertos 

El gobierno estadual de Eduardo Castro convirtió a Río de Janeiro en un baño de sangre. La operación lanzada por su administración en las favelas, presentada como una acción contra el grupo narco Comando Vermelho (CV), ha dejado como saldo, hasta el momento, 132 muertos, según la Defensoría Pública Regional. Activistas y organizaciones de DD.HH. denunciaron que se violaron los derechos humanos con ejecuciones a sangre fría, desapariciones y asesinatos. 
 Muchos de los cadáveres fueron encontrados por familiares en la plaza de Penha, favela que, junto a la llamada Alemão, constituyeron los epicentros del operativo policial. Según vecinos y activistas, algunos cuerpos tenían la cabeza cortada, perforaciones de balas en la nuca y varios tenían las manos amarradas. O sea, las personas fueron eliminadas sin brindar resistencia. A pesar de estos hechos, Castro calificó el operativo como un "éxito" y aseguró que "las únicas víctimas fueron los policías", en referencia a los cuatro efectivos que fallecieron durante el operativo.
 La denominada Operación Contención, que incluyó el despliegue de más de 2.500 policías, drones, helicópteros y 32 blindados y vehículos demoledores, se ha transformado en la más sanguinaria de los últimos tiempos. Marcelo Menezes, secretario de la policía militar, aseguró que fue planificada hace meses. En los operativos Jacarezinho (2021), Villa Cruzeiro (2022) y Baixada Fluminense (2005) hubo 28, 23 y 29 muertos respectivamente. 
 Según la Universidad Federal Fluminense, bajo el gobierno de Castro, Río de Janeiro acumula los tres combates más sangrientos desde 1990. Contención superó, en cantidad de muertos, la conocida masacre de Carandiru (1992), que tuvo 111 muertos. La ONG Movimentos ha dicho que se trata de una "política de exterminio", con 2.905 civiles y 31 policías muertos en 707 incursiones desde 2007. 
 Para justificar el operativo y exigir un despliegue de las fuerzas armadas, el gobierno de Río alude a una "guerra" que no es tal, ya que no hay comparación posible entre el poder de fuego de la policía militar y bandas como el CV y el PCC (Primer Comando Capital), por más que estas dispongan de mejores armas que en el pasado. Además, la militarización no resolvería ningún problema, puesto que las fuerzas represivas están ligadas a los grupos delictivos. 
 Los gobiernos capitalistas brasileños nunca terminarán con el narcotráfico, porque para eso habría que expropiar y nacionalizar bajo control obrero el comercio exterior, la banca y todas las empresas capitalistas que sirven como plataforma de impulso a ese tipo de negocios.
 Lo que sí vemos es una política de Estado de ataque en toda la línea contra la población negra y pobre, sometida al miedo constante y a menudo al gatillo fácil. La policía comete muchas más matanzas y víctimas mortales que todos los grupos armados juntos (El País, 6/5/2023). Río de Janeiro tiene 1.018 favelas, según el Censo de Favelas de 2023 realizado por el Instituto Municipal de Urbanismo Pereira Passos. Alrededor de 1,5 millones de personas viven allí –23% de la población–. 
 La derecha bolsonarista presiona por tipificar a CV y al PCC como “narcoterroristas” como una pantalla para introducir a las Fuerzas Armadas en la represión interna. Esto, en momentos en que su aliado Donald Trump promueve el golpismo contra Venezuela, con la excusa del “combate contra el narcotráfico”. 
 Tras algunos cruces iniciales por el operativo, el gobierno de Lula y el gobierno de Río llegaron a un acuerdo para la formación de una Oficina para Combatir el Crimen Organizado, con funcionarios de las dos administraciones, que prevé un mayor despliegue de las mismas fuerzas que llevan adelante masacres como la que acaba de enlutar a las favelas por estos días. Ambos niveles del Estado coinciden en profundizar la deriva represiva. 
 Es necesaria una intervención de la clase trabajadora para poner fin a esta barbarie. 

 Nazareno Suozzi

miércoles, octubre 29, 2025

La Reforma Laboral que impulsa el Gobierno y cómo la enfrentamos


La burguesía se declara en un ‘preventivo de crisis permanente’.

 El gobierno de Milei ha colocado en el tope de su agenda una nueva reforma laboral. Aunque todavía no ha presentado su proyecto, el gobierno liberticida salió a buscar en el actual y futuro Congreso el refuerzo de sus habituales aliados, así como de una amplia parte de los gobernadores. La reforma ya había sido planteada en el “Consejo de Mayo”, que integra la CGT a través de Gerardo Martínez, burócrata sindical de la UOCRA. Cristina Kirchner, Itaí Hagman y Juan Grabois se han pronunciado reiteradamente a favor de una “modernización laboral”.
 El Gobierno impulsa la reforma y la “reducción del costo laboral” en nombre de “promover la creación de empleo y las inversiones”. En verdad, el “costo laboral” se encuentra por el piso, sin que ello haya redundado en ningún relanzamiento económico. La crisis industrial se ha agravado en medio de la caída permanente del salario. En las últimas décadas, el retroceso en el derecho laboral va de la mano con la reducción de los planteles, no de su crecimiento. Las patronales reclaman bajar “el costo de contratación”, pero lo que aprovechan es el menor costo de despedir trabajadores.
 La reforma laboral es un intento por legalizar los avances estratégicos antiobreros que ya se han consumado en los lugares de trabajo. El capital no quiere pagar en juicios laborales los derechos que ya incumplen en los hechos. Pero la llamada “industria del juicio laboral” es una impostura, porque sólo una minoría de los trabajadores agraviados van a juicio. La enorme mayoría renuncia a esa instancia, coaccionada económicamente por las patronales. 
 El proyecto de reforma laboral ha sido presentado por la diputada santafecina Romina Diez. El texto replica casi en su totalidad la reforma laboral de la Ley Bases, que fue frenada en primera instancia por la Justicia del Trabajo. Veamos sus principales puntos. 

 Renunciabilidad

 La reforma pretende terminar con la irrenunciabilidad de derechos laborales, un principio legal que invalida cualquier “acuerdo interno” que resulte violatorio del convenio colectivo o de la Ley de Contrato de Trabajo. La derogación de la “irrenunciabilidad” convierte a las leyes laborales y convenios en papel mojado y abre la puerta a las negociaciones por empresa y por trabajador.

 Indemnizaciones 

El proyecto también sustrae a los beneficios sociales y extrasalariales del cálculo de la indemnización. Actualmente, cualquier pago o estipendio que se repita todos los meses (viático, comedor, pago de teléfonos, etc.) es considerado parte del salario por la ley laboral y se contabiliza en el cálculo de las indemnizaciones. 
 El proyecto modifica el régimen de intereses en créditos laborales, estableciendo que “el total no podrá superar al capital -actualizado por la inflación- más una tasa de interés del 3 % anual". Esta disposición salda a favor del capital una larga discusión, porque muchos jueces venían imponiendo tasas de interés punitorias y elevadas a las empresas que dilatasen el pago de los fallos indemnizatorios. Adelantándose a la reforma, la Corte Suprema falló contra estas tasas punitorias, fomentando la dilación en los pagos. Aun así, varios jueces laborales continúan fijando tasas de interés más altas que el 3 % anual.
 La ley permite a las micro, pequeñas y medianas empresas abonar sentencias e indemnizaciones en hasta doce cuotas mensuales. De esa manera, legalizan lo que las empresas vienen haciendo actualmente, con la anuencia de la Secretaría de Trabajo. 

 Vacaciones 

La reforma flexibiliza la época de otorgamiento y permite la fragmentación en períodos no menores a una semana. La garantía de gozar de sus vacaciones en temporada de verano queda reducida a una vez cada dos años. Una vez más, sancionan lo que ya existe en los lugares de trabajo, pues las vacaciones se otorgan según la necesidad productiva del capitalista y no de la familia obrera.

 Banco de horas 

El texto de Romina Diez incorpora los “regímenes adaptados a los cambios en las modalidades de producción, incluyendo la gestión de horas extras, bancos de horas y francos compensatorios, siempre respetando (¡) un mínimo de 12 horas de descanso entre jornadas.” En nombre de la “modernización laboral”, el Gobierno busca derogar la jornada de 8 horas de trabajo, volviendo a jornadas extendidas adaptadas a la necesidad productiva del capital. Además, se busca terminar o reducir sustancialmente el pago por horas extras, que pasarán a ser parte del cómputo de las “horas flexibles". 
El sistema de banco de horas admite la extensión de la jornada a 13 horas diarias. Una disposición similar ha desatado en Grecia una huelga general. 
 Como esto ya ocurre con un sinfín de fábricas y establecimientos que tienen sistema americano de turnos, jornadas de 12 horas y turnos rotativos insalubres, lo que se busca ahora es darle un marco legal para generalizarlo. 

 Licencias médicas

 Se introduce un procedimiento para la verificación de certificados médicos gestionado por la Secretaría de Trabajo, que permite convocar peritos, repetir estudios y aplicar sanciones a los profesionales intervinientes en el otorgamiento de licencias. Si actualmente obtener un certificado médico que otorgue reposo laboral es una tarea compleja, esta disposición intimidatoria lo dificultará hasta lo imposible.

 Incentivos al despido 

La ley incorpora beneficios fiscales para empleadores que inicien nuevas relaciones laborales en los primeros 18 meses de vigencia de la ley, con porcentajes que varían según el tamaño de la empresa: 100 % para microempresas, 75 % para pequeñas, 50 % para medianas y 25 % para el resto, todos aplicables durante doce meses. Estos incentivos favorecen el despido de los antiguos planteles laborales, para reemplazarlos por trabajadores bajo las condiciones de la “reforma”.

 Un ataque al conjunto de la clase obrera 

La reforma laboral busca desmantelar el derecho del trabajo en beneficio del capital. Establece con carácter permanente los efectos de los recursos “preventivos de crisis”, donde se suspenden las leyes laborales y se pagan las indemnizaciones a la mitad y en cuotas. El desconocimiento de convenios colectivos y de leyes laborales, a cambio del contrato individual, conduce al desconocimiento de la organización obrera de fábrica encargada de defender esos derechos colectivos. La reforma, por lo tanto, apunta a imponer la autoridad indisputada de la patronal dentro del lugar de trabajo. 
 Los últimos conflictos obreros tuvieron relación directa con la anunciada reforma laboral y la que ya se implementó con la Ley Bases. En el último período, las patronales explotaron la parálisis de las ventas para despedir masivamente, limpiando la plantilla de trabajadores bajo el régimen de contratación anterior para reemplazarlos por una nueva generación de obreros, ajustados a las nuevas condiciones precarizadoras. Muchos trabajadores dentro de convenio se preguntan si la nueva ley los afectará. Los despidos de ILVA, Cortines, Pirelli, Volkswagen, Toyota, etc., responden por sí mismos a la pregunta. Ni qué decir que la cercanía de una nueva reforma acentuará la escalada de despidos en la industria.
 En todas esas fábricas, las patronales han contado con el concurso de la burocracia de los sindicatos para hacer pasar los despidos. Es claro que este posicionamiento anticipa la connivencia de la CGT con la nueva reforma laboral. 
 La lucha contra la reforma dependerá de las organizaciones de base de los trabajadores, de la reacción que se promueva en las fábricas y del impulso de los activistas. Está planteada una gran campaña de agitación y organización contra la reforma laboral antiobrera de Milei, que debemos desarrollar en directa conexión con la lucha por una nueva dirección, clasista y revolucionaria, en los sindicatos. 

Pablo Busch
 29/10/2025

La guerra del narcotráfico contra el gobierno de Lula.


El bolsonarismo irrumpe en las favelas de Río de Janeiro con los métodos de la guerra civil 

 Un megaoperativo de 2.500 efectivos de la policía civil y militar, ordenado por el gobernador de Río de Janeiro, Claudio Castro, irrumpió en los complejos de favelas Penha y Alemão, en la zona norte de Río. El saldo oficial ascendía por estas horas a 120 muertos -entre ellos cuatro policías- y más de 80 detenidos, entre ellos, Thiago do Nascimento Mendes (“Belão do Quitungo”) y el operador financiero de Edgard Alves de Andrade (“Doca”), identificados como líderes del Comando Vermelho, una de las más antiguas y poderosas organizaciones narco de Brasil, sumada a una red extraordinaria de asistencia a los favelados. La intención declarada del operativo “Contención” era ejecutar 100 órdenes de detención. Fue realizado mientras Lula, presidente de Brasil, se encontraba en una cumbre en Malasia y mantenía reuniones con su homólogo Donald Trump. 
 La operación, que recibió el inmediato apoyo de los sectores políticos ligados a Jair Bolsonaro, estuvo precedida por diversas declaraciones del senador Flavio Bolsonaro, su hijo. En su cuenta de X había reposteado un vídeo de las lanchas bombardeadas por Estados Unidos en el Pacífico, “invitando” al gobierno estadounidense a realizar esas mismas operaciones frente a las costas brasileñas. Castro, aliado de Bolsonaro, había asegurado que este operativo era necesario ante los rechazos que imputa al Ejecutivo a enviar a las Fuerzas Armadas y dotarlas de vehículos blindados. “Río estaba sola”, se auto justificó Castro. Calificó el operativo como “una defensa del Estado” ante el “narcoterrorismo”. A diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, donde el Ejecutivo de Trump propina golpes de estado contra los estados que protegen a los inmigrantes, en Brasil varios estados urden golpes contra el gobierno nacional.
 El operativo político del bolsonarismo ha sido acompañado por la presentación de un proyecto de Ley impulsado por Unión Brasil, para declarar a ciertas bandas criminales como “terroristas”. Este punto de vista es acompañado por otros bolsonaristas declarados, como Tarcisio da Freitas, gobernador de San Pablo, y Romeu Zema de Minas Gerais. Eduardo Paes, quién ganó la alcaldía de la ciudad (no el estado) de Río con el apoyo explícito del PT y Lula en persona, acompañó el operativo con un video y con el compromiso de que no va a permitir “que la población sea rehén de bandas criminales”. La ultraderecha brasileña, que busca instaurar un estado de excepción para avanzar con medidas extraconstitucionales e imponer un estado policial, ha contado con un guiño de Páez. 
 Las imágenes y videos que se han viralizado muestran un escenario de guerra con todas las letras. La policía cercó los barrios del operativo y acompañó sus actividades terrestres con helicópteros – algo que la Corte Suprema prohibió en 2020, para luego rehabilitar en 2024. Barricadas improvisadas, escuelas cerradas y gente encerrada en sus casas esperando que el sonido de las balas cesara para volver a salir. La brutalidad policial recordó a los operativos de 2010, ejecutados también contra bandas de narcotraficantes con un saldo de más de 30 muertos. En los principales diarios de Brasil, el horror de los entrevistados grafica una jornada de barbarie completa, en una ciudad acostumbrada a redadas policiales y asesinatos cotidianos. 
 La mañana del miércoles ha dejado observar en su totalidad el espectáculo dantesco. Cadáveres trasladados a la plaza del barrio de Penha, luego de que las mujeres del barrio decidieron salir a buscar en los morros cercanos a sus esposos, hijos y familiares desaparecidos. La escena del horror es acompañada por el llanto y los lamentos de las familias que reconocen -sin intervención de autoridad alguna- los cuerpos uno a uno, mientras los cubren con plástico y telas. Hay denuncias de que al menos uno de los hombres se había entregado a la Policía y aun así fue asesinado. Los muertos encontrados esta madrugada no fueron informados por la policía, lo que ha despertado sospechas sobre ejecuciones extrajudiciales.
 El Comando Vermelho compite en diversos barrios de la ciudad por el control territorial. Desde el ascenso de Bolsonaro al gobierno, diversas bandas ligadas políticamente a la ultraderecha fueron al choque de estos grupos, conquistando territorios y monopolizando el control del tráfico de drogas y armas para usufructo personal. "Son todos carteles bolsonaristas que llegaron, inicialmente, para expulsar a los narcos tradicionales y lo hicieron, pero se afincaron y ahora son ellos los que trafican. Río vive una situación de violencia rutinaria", explicó Darío Pignotti, colaborador de Página 12 que reside en Brasil (Página12, 28/10). 
 Los medios definen el operativo como un “cortocircuito” entre Río y la presidencia de Brasil, que según denuncia el gobernador Castro, rechazó en tres oportunidades brindar la ayuda de las Fuerzas Armadas. Ahora, el reclamo es la declaración de Garantía de Orden Público (GLO), que garantiza el despliegue de las FFAA en el territorio. Al ser una competencia del Presidente, se descarta que pueda suceder a la brevedad. En una reunión de emergencia con el gabinete, Lula ha definido enviar una comitiva para reunirse con Castro y ofrecer plazas en cárceles federales para los más de 80 detenidos. La aberración de las acciones policiales ha generado un malestar entre las propias filas del gobierno petista. El presidente del Partido de los Trabajadores, Edinho Silva, calificó a la operación como desastrosa, destaca Página12. 
 El comité de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) asegura que este operativo viola el derecho internacional más elemental por su brutalidad. Las acciones del bolsonarismo, en su propio territorio, coinciden con el escalamiento de la intervención de Trump sobre el Mar Caribe y el Pacifico en su “acción contra el narcoterrorismo”, que es la pantalla para un cambio de régimen de Venezuela y Colombia. La presión sobre Brasil, desatada por la condena contra Bolsonaro, había disparado sanciones económicas contra las exportaciones brasileñas a Estados Unidos. 
 El bolsonarismo se vale del apoyo trumpista para desarrollar un método de guerra civil, lejos de un “operativo electoral” sobre la seguridad urbana -como han denunciado diversos referentes políticos brasileños- estamos ante un operativo de amedrentamiento contra los trabajadores y las libertades democráticas más elementales. En un plano más general, es la declaración de América Latina como territorio en disputa para alinearlo de manera irremediable en la conflagración mundial del imperialismo norteamericano. 

 Joaquín Antúnez
 29/10/2025

martes, octubre 28, 2025

Rosso: “El gobierno puede confundir el resultado electoral con un aval para avanzar en reformas”

La reforma laboral antiobrera como política de Estado y cómo la enfrentamos


Las fuerzas políticas patronales insisten en esta línea de ataque contra los trabajadores. 

 La reforma laboral antiobrera que tiene en carpeta el gobierno de Javier Milei, y que plantea devolver a los trabajadores a condiciones de semiesclavitud, no representa ninguna novedad en el escenario de las iniciativas de las fuerzas políticas patronales, con diferentes avanzadas e intentos recientes, tanto durante el macrismo, como con el gobierno del Frente de Todos, demostrando que en definitiva se trata de una política de Estado para los capitalistas. Sin embargo, a pesar de la complicidad de la burocracia sindical, se toparon más de una vez con la resistencia obrera. 
 Uno de los antecedentes más recientes de esta intentona contra los trabajadores se produjo a finales del 2017, bajo el gobierno de Mauricio Macri, cuando los planes de reforma laboral del gobierno cedieron debido a las jornadas del 14 y 18 de diciembre, que con la movilización obrera y popular frente al Congreso contra la reforma jubilatoria golpearon de lleno a un gobierno que tras triunfar en las elecciones legislativas y el acuerdo con la CGT creía contar con el suficiente capital político y la fuerza para imponer una reforma que suprimía y cercenaba derechos y conquistas laborales. 
 No se trata de un patrimonio exclusivo de los gobierno de derecha: previo al gobierno de Macri el kirchnerismo había hecho lo suyo, con una orientación que en los hechos hizo proliferar la precarización y flexibilización laboral, con un esquema de empresas tercerizadas y contratos temporales y basura -estos últimos utilizados extensamente en el sector público- para desconocer derechos de los convenios colectivos de trabajo y favorecer a las patronales en detrimento de los trabajadores. Justamente, el gobierno se vale de la masa de trabajadores por fuera de los convenios y la formalidad laboral, multiplicados durante el kirchnerismo, para "fundamentar" su reforma laboral reaccionaria. 
 Actualmente, los referentes del kirchnerismo, con Cristina a la cabeza, hacen apología de la reforma laboral y de la necesidad de “modernizar” las leyes laborales y el Estado, coartando derechos sindicales y modificando los convenios para adaptarlos a las “nuevas realidades”: todos eufemismos para respaldar los reclamos patronales de adaptar las condiciones laborales y los salarios a las necesidades del mercado. 
 El macrismo, que no pudo avanzar con una reforma antiobrera estructurada en un proyecto de ley o un paquete legislativo, hizo algunos intentos concretos, como la adenda flexibilizadora del convenio petrolero para los no convencionales que flexibilizó las condiciones de trabajo de los obreros, aumentando los accidentes de trabajo y riesgos de siniestros fatales (dejando casi una decena de trabajadores muertos en apenas dos años), entre otras cosas, en vistas a garantizar el negocio de las petroleras, particularmente en los yacimientos de Vaca Muerta, sin que esto redundara en ninguna mejora salarial ni beneficio para los trabajadores. 
 Las dificultades para imponer una reforma integral contra los trabajadores llevó a la consigna patronal de las reformas “convenio por convenio”: una premisa que fue pasando de gobierno en gobierno, con la lógica de modificar cada régimen en particular, introduciendo allí las reivindicaciones patronales. 
 Durante el gobierno de Alberto Fernández esta política tuvo su clímax con la reforma laboral en la multinacional Toyota, donde la patronal impuso la extensión de la jornada laboral a los sábados y la modificación de la jornada de trabajo, con la colaboración d ella burocracia sindical del Smata y el respaldo del gobierno nacional. Esta reforma fue utilizada como “vidriera” para avanzar con el ajuste convenio por convenio. 
 Esta orientación encontró en los hechos la resistencia de los trabajadores -no así de la burocracia sindical que pactó y negocio con las patronales-, con medidas de acción y conflictos gremiales, como el de los trabajadores del neumático y el Sutna contra las patronales de la industria y su intento de imponer y modificar condiciones de trabajo. Y de distintos sectores gremiales que movilizaron y salieron a las calles en 2017 contra las reformas macristas. 
 Es la respuesta que plantea el Frente de Izquierda Unidad y el clasismo contra los planes de ajuste de Milei -que cuenta con la colaboración del peronismo y la burocracia sindical-, enfrentando las reformas antiobreras en los lugares de trabajo, formando agrupaciones antiburocráticas y clasistas y movilizando de conjunto para derrotar la agenda reaccionaria del gobierno y los capitalistas. La reforma laboral antiobrera es una cuestión de Estado para los capitalistas, derrotarla es una tarea de clase, de los trabajadores, para evitar un deterioro en las condiciones de vida y de trabajo y abrir paso a las reivindicaciones obreras y populares. 

 Marcelo Mache

Milei tuvo un triunfo electoral, pero crece el desencanto con el régimen político


El oficialismo perdió casi 4.800.000 de votos en dos años, pero juntó más que el peronismo colaborador. El gobierno nacional obtuvo una victoria en las elecciones legislativas, sumando más del 40% de los votos en todo el país y superando al peronismo en la mayoría de las provincias. Sin embargo, este triunfo no puede ocultar la caída significativa de votos desde las generales de 2023 hasta la actualidad, con una pérdida de 4.774.933 votos (entre La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio), dando cuenta de un desencanto con el conjunto del régimen político, incluyendo al electorado oficialista y al del peronismo colaborador que perdió más de 1.500.000 votos. La izquierda que enfrenta en las calles el ajuste creció casi 150.000 votos absolutos de una a otra elección. 
 El dato se desprende de comparar lo resultados de las Elecciones Generales de 2023 con las Elecciones Legislativas 2025, donde La Libertad Avanza (7.884.336 votos) y Juntos por el Cambio (6.267.152) totalizan juntos 14.151.488 votos en 2023, contra los actuales 9.376.555 sumados por LLA y un puñado de votos sueltos de los restos del PRO. 
 De una elección a otra, tan solo en dos años, el gobierno perdió un tercio de sus votos, con un factor importante en la caída de la participación electoral (del 77,65% al 67,9%), imponiéndose sobre el peronismo que ofició de “oposición colaboradora” hasta el último día. 
 Los números de esta elección dejan planteado que el gobierno no representa una fuerza en ascenso, perdiendo el impulso de los primeros días de gobierno, sino que accede a una victoria con un fuerte descontento con el ajuste en marcha y una situación económica que no levanta y se hunde cada vez más, lo que condiciona toda la agenda reaccionaria que Milei tiene planteada. 
 La condena electoral a las fuerzas colaboracionistas también se expresó en el fracaso nacional de Provincias Unidas -un rejunte de gobernadores y fuerzas para negociar el ajuste con Milei-, que tan solo cosechó 1.140.936 votos (4,96%) a pesar de los aparatos que lo integran, pagando el costo de replicar el ajuste en sus provincias, con poca diferenciación como un espacio “independiente”.
 El peronismo, que apostó a repetir el resultado de las recientes elecciones bonaerenses sin ningún sobresalto, sufrió una derrota y una pérdida significativa de votos, con una lista que aglutinó a una representación política ausente en la lucha real contra el ajuste -con un discurso centrado en el Congreso- y una burocracia sindical desmovilizada y colaboradora con el ajuste de Milei sobre los salarios y condiciones laborales.
 Los referentes de Fuerza Patria no rechazaron la extorsión de Trump, con una campaña deslucida y candidatos de poco peso, quienes se pasearon por los medios mostrándose como “digeribles” ante el establishment y partidarios de la reforma laboral antiobrera. Incluso bajándole el peso del apoyo del aparato de los intendentes en la provincia de Buenos Aires. Mostrándose junto a la dirigencia de una CGT que pacta el ajuste con el gobierno. 
 En un cuadro donde las principales fuerzas perdieron una cantidad abultada de votos, ante el desencanto electoral de la población, el Frente de Izquierda Unidad consolidó su electorado, sumando casi 150.000 votos y totalizando 853.680 votos a nivel nacional, ubicándose como tercera fuerza en CABA y provincia de Buenos Aires, conquistando 3 bancas en el Congreso de la Nación. 
 Estamos ante una victoria que expresa los límites del gobierno de Milei y de un peronismo colaborador que no representa ninguna alternativa para los trabajadores. La izquierda se proyecta como una fuerza que conquistó su autoridad política luchando en las calles y que tras estas elecciones plantea reforzar la lucha hasta derrotar a este gobierno ajustador y las reformas reaccionarias que tiene en carpeta. 

 Marcelo Mache